Pensaba en ocasiones, consciente del punto de vista egoísta que conllevaba, que quizá era único en aquello. Capaz de desdoblar pensamientos sin control; jugar sin orden ni sentido alguno en los múltiples rincones de su cabeza alternando y superponiendo de forma simultanea recuerdos, imágenes, ideas.. que volaban a una velocidad endiablada en el caos. Sabia que aquel desorden le impedía centrarse en algo fijando toda su atención en un solo pensamiento, que de cara al resto del mundo era el chico, casi hombre ya, mas despistado y empanado del lugar. Aquel que nunca se enteraba y siempre tenia que preguntar dos veces.
En ese preciso momento, mientras se debatía entre quedarse en aquel escenario infernal discutiendo consigo mismo o volver a la barra donde estaba dispuesto a terminar con aquellas revoltosas neuronas, alguien le acaricio la cara.
Ciertamente cualquiera le podía haber tocado sin querer. Se encontraba en la discomóvil con más aglomeración de la inexistente ciudad y era harto difícil moverse sin pisar, empujar o tirar algún tipo de bebida al resbaladizo suelo.
Levanto con curiosidad y sorpresa la cabeza.. una sonrisa juguetona le devolvía la mirada, invitándolo a divertirse en un juego al que realmente ni podía ni quería jugar. Tras un breve segundo, se le acerco sonriente, jugueteo con su nariz, se le acerco al oído y le dijo: Disfruta de la noche. Y se fue.
Se fue volviendo a la falsa seguridad de sus pensamientos. Barra, tequila, no hay limón y las arcadas son casi inaguantables. Consigue mantener la compostura y se aleja de allí recordando la ultima definición que un amigo le acababa de hacer la noche anterior: el mas empanao de clase y mejor persona.
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