Muchas veces me he preguntado, ¿qué es el tiempo? El TI- EM-PO es el transcurrir de los segundos, de los minutos, de las horas, de la vida… es ver descender pequeños granos de arena a lo largo de un fino cuello de plástico de ese reloj que aparece en tantos juegos, que en ocasiones queremos que pase lento o rápido dependiendo de si estamos aprueba o somos nosotros quienes la proponemos… es ver moverse las manillas del reloj que me acompaño en tantos momentos…
Cuando eres pequeño el tiempo no cobra significado, el sol sale, el viento mueve los árboles, las hojas caen, el día acaba y comienza otro en su lugar pero nuestros ojos ingenuos de niños observan distraídos sin reparar en lo que ello significa. Sólo cuando creces descubres su verdadero significado. Hace años pensé que el tiempo se trataba de un gran enemigo, muy hábil y destructivo que avanzaba implacable alejando aquellos maravillosos momentos, haciéndolos olvidar e impidiendo que se repitiesen, hubiese parado todo aquello, queriendo retroceder a esos instantes en los que ambos éramos felices teniéndonos cerca, pero el tiempo una vez que se inicia no puede detenerse, como un gran locomotor que avanza por las vías del tren tratando de llegar a su destino.
Pero no siempre tiene una función negativa, con los meses comprendes después de haberle echado la culpa al tiempo y a esa estúpida distancia de todo el dolor que sentía, de aquellas lágrimas que recorrían mis mejillas y de esa sensación de vacío que albergaba en mi alma, descubres que el tiempo también apacigua, reflexiona, calma ameniza el recuerdo, nos endurece y nos permite ser objetivos, nos consiente recordar sin querer volver, porque ahora sí, el pasado quedo atrás, ya no nos vemos en él, es tan solo un recuerdo, un sueño del que despiertas con una sonrisa, del que sabes que jamás volverá, pero ya no te importa… todo esta olvidado y en cierta manera ya no reconoces a esa persona que fue tan especial, sus palabras ya no son las mismas, ni su expresión, ni su mirada, ya no es él, ni tampoco yo soy la misma, todos cambiamos, es la magia del tiempo y el poder que ejerce en nosotros. El tiempo nos transforma.
Pero no siempre es necesario recurrir a esta poderosa arma para olvidar y avanzar, hay veces que no hace falta porque hay personas que discurren por nuestras vidas como transeúntes que nos encontramos en un largo camino, que saludamos y pasamos de largo, pero que al cerrar los ojos hemos olvidado, no nos dejaron huella alguna y por lo tanto ni cariño, ni amor, ni odio ni resentimiento, simplemente nada.
Por otra parte te lamentas de los efectos del transcurso del tiempo en relación a algunos amigos, mi grupillo, mi pandilla, esos cinco que íbamos juntos a todos sitios, que compartíamos tantas cosas, nuestras inquietudes, risas, fiestas, secretos, todo…
Sin embargo a ellos hace cuatro años que no los veo y a ellas la mitad, dos largos años…
Hablamos de vez en cuando, sigue habiendo un gran cariño, por lo menos por mi parte porque los momentos fueron muchos y muy bonitos pero ya nada es igual, ya no hay esa confianza, ahora solo hablamos de cuestiones generales ¿cómo te va? espero verte pronto… pero llega un punto que te has acostumbrado a esta situación y ya no forman parte de ese puzzle, o por lo menos ahora son una pieza más secundaria, y me pregunto ¿de quién es la culpa? ¿Es mía? ¿Es de todos? ¿O es del tiempo?
Volvería a aquellos momentos, esa adolescencia, esas tonterías, esa ingenuidad al enfrentarte a la vida, esa alegría desbordante de comenzar a vivir marcando tus metas.
Pero a la vez que el tiempo me quito y me dio espero grandes cosas de él, espero soñar, vivir cosas nuevas, más maravillosas y únicas, espero sumar y no restar en mi vida, espero compartir mis momentos con todos aquellos que tienen un lugar en mi corazón, espero ser feliz sin tener que olvidar y todo eso se lo pido al tiempo, se lo pido a la vida..
Raquel B.